Los fardelejos, ese delicioso manjar de posible origen árabe o incluso hebreo, según algunas afirmaciones, han dejado una huella dulce en la historia de Arnedo desde el siglo VIII hasta nuestros días. La receta original, cuidadosamente mantenida por Fardelejos La Pala, atesora un legado culinario que ha pasado de generación en generación.
El secreto de la excelencia de un fardelejo reside en la armoniosa fusión de almendras selectas y la untuosidad del huevo, guiados por la tradicional receta de la familia Solana, que lleva más de un siglo perfeccionando este dulce arnedano. Un Fardelejo, con su fina capa de hojaldre que envuelve una suave crema de almendras, azúcar y huevo, se erige como un auténtico deleite para los sentidos.
Hace seis generaciones, aproximadamente en 1870, la familia Solana dio inicio a la comercialización de los fardelejos. La abuela, cariñosamente apodada «La Pala», se ganó el reconocimiento popular, y la gente solía decir: «vamos a comprar fardelejos a La Pala», de donde surge el nombre distintivo. En esa época, la elaboración de los fardelejos estaba reservada para eventos especiales como bautizos y bodas. Armados con rodillos, espuelas, espumaderas y sartenes, se trasladaban a las casas de los clientes, otorgándoles un carácter exclusivo en ese período. La abuela Upe y su hija Fonsa expandieron la distribución más allá de Arnedo, cargando cuatro cestas, dos en cada brazo, y utilizando el transporte público para llegar hasta Calahorra, donde ofrecían sus delicias en las tiendas de la época.
En la década de 1960, Valentín y Fonsa modernizaron su operación al adquirir un coche propio, extendiendo aún más su presencia en diversos pueblos y ciudades de La Rioja. En los años 70, Juan Francisco Solana tomó las riendas del negocio, estableciendo un obrador que marcó un cambio crucial, ya que hasta ese momento la producción se realizaba en casa. Desde entonces, hasta nuestros días, Juan Francisco ha liderado el negocio de los fardelejos, ampliando las instalaciones y mejorando la calidad del producto mediante el uso de las mejores materias primas disponibles. En la actualidad, la empresa familiar cuenta con la participación activa de su hijo Gonzalo y su yerno Mario, quienes continúan la rica tradición de transmitir el secreto familiar de generación en generación, siguiendo los pasos de la abuela.
Os animamos a visitar su tienda en Arnedo, en el Paseo de la Constitución 61, donde encontraréis este manjar y una gran variedad de productos típicos, artesanos y de la mejor calidad, como los macarons, el turrón de guirlache, galletas de mantequilla, pastas, magdalenas, tartas… también puedes conocerles a través de su web, Instagram, o Facebook