Nuestra familia se dedica desde hace cuatro generaciones a la cría de ganado, la venta de carne y la elaboración de embutidos. La bisabuela María ya tuvo su propia carnicería donde despachaba la única carne que por aquellos entonces se consumía en las casas: cerdo y cordero. Más tarde el abuelo Luis Gil, quien aprendió desde niño el oficio pastoreando rebaños de cabras y ovejas, continuó la tradición familiar elaborando embutidos de forma artesanal que luego la abuela Rosi vendía en la carnicería del pueblo para el consumo local.

La tercera generación, encarnada por nuestro padre, comenzó la profesionalización de esta tradición familiar, creando la fábrica de embutidos a la que llamó Luis Gil en honor al espíritu emprendedor y luchador del abuelo Luis.

En la actualidad, con la cuarta generación de la familia involucrada de lleno en la empresa familiar, hemos puesto en marcha un ambicioso proyecto que nos permite elaborar embutidos y carnes frescas ecológicas a partir de nuestra propia explotación de animales criados en total libertad y de forma ecológica, en armonía con la naturaleza y el hombre.

 

 

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