Morcillas Montse, con su tradicional receta de sangre de cerdo
En invierno, son muchos los pueblos que celebran la matanza del cerdo, cuyo tiempo para el sacrificio comienza por San Martín “Por San Martín deja el cerdo de gruñir” y se prolonga hasta febrero. La matanza, considerada como una fiesta, proporcionaba gran parte del alimento del año.
Al cerdo se le llama animal enciclopédico por el aprovechamiento de su anatomía, pero más de la mitad se consume fresco y el resto se emplea en la elaboración de salazones y embutidos. Entre estos, figuran la riquísima morcilla, cuyo origen se remonta antes de Cristo, señalándose como creador al griego Aftonites, por lo que está considerado como uno de los embutidos más antiguos.
Está caracterizado por llevar sangre cocida con diferentes aditamentos, cambiando éstos según las zonas; en la Rioja baja son de pan y azúcar, en el País Vasco de verduras y en la Rioja Alta de arroz.
Una de sus cualidades es la aportación a la dieta de muchas proteínas y es un ingrediente fundamental de platos como alubias o cocidos.
Morcillas Montse, con su tradicional receta de sangre de cerdo, manteca, sal, cebolla, arroz y pimienta como especia característica, ha pasado siglo tras siglo , generación tras generación sin variar a penas su forma de elaboración.
Desde principios del siglo pasado y en la villa de Foncea como lugar particular, ha sido donde, de forma artesana y en una cocina de matanza, la abuela les enseñó el misterio de éste gran embutido.
La consistencia firme y compacta del tacto, el brillo de la piel, el olor a fresco y el buen estado de hidratación son unos de los factores de calidad de Morcillas Montse, que por supuesto es un producto que reúne todos los requisitos para estar homologado por la C.E.E. como una prueba más de su gran calidad. Por todo esto , Morcillas Montse les desea que prueben y disfruten el gran sabor y la alta calidad de sus morcillas elaboradas en la villa de Foncea.
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