Raúl Sáenz Romero abrió un día visitó Munillay tuvo claro su apuesta por la vida rural y el resurgir de una antigua fábrica quesera de la zona.

 

 

Su flechazo con el mundo de los quesos comenzó en los Picos de Europa siendo un veinteañero, allí, cuidando vacas, cabras y ovejas, comenzó a aprender el oficio. Con esfuerzo y dedicación el joven navarro terminó de adaptar las instalaciones a la normativa vigente y se lanzó a vender quesos en varios formatos, bajo el sello ‘El Alto Cidakos’. Munilla ha recuperado así sus clásicos quesos en varios formatos, -desde los 400 gr. a piezas de 20 kg-, con matices innovadores, y otras gamas más novedosas.

Su producción se basa en un producto artesano y la mejor materia prima: la leche de cabra de denominación camerana, abastecida por una ganadería de confianza de Cameros -a la que vendió sus propias cabras- que respeta las condiciones tradicionales como estar en el campo y ordeñándolas una vez al día.

Elabora queso curado de cabra con leche cruda, fermentos, cuajo y sal; y entre sus novedades destaca el queso azul con leche de cabra y vaca, más tipo Gamonedo que Cabrales.Un queso con una maduración muy larga y el toque que le dan las cuevas y bodegas del Valle del Cidacos. 

También trabaja en la elaboración de otros productos como yogur, de leche de cabra y de vaca pasteurizada y fermentos lácticos. Son productos artesanos de pastoreo, con el respeto de los ciclos naturales de los animales y por lo tanto de producción limitada.

Los vecinos de la comarca lo empiezan a tener ubicado y varios días a la semana hace repartos por el valle. Su otro publico está en los mercados de artesanía o ferias de productores locales.

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