Maestros del Barro: Alfarería Naharro, Donde la Tradición se Reinventa
En el corazón de Navarrete, un pequeño pueblo marcado por el paso de los peregrinos del Camino de Santiago, se encuentra Alfarería Naharro, un taller que ha sabido mantener viva la tradición alfarera a lo largo de varias generaciones. Aquí, el arte de trabajar el barro ha sido transmitido de padres a hijos, preservando técnicas centenarias y, al mismo tiempo, innovando con nuevas creaciones que no pierden el sabor de lo artesanal.
Alfarería Naharro se ha convertido en un referente por su dedicación al trabajo manual en el torno, una práctica que hoy en día es cada vez más rara. Mientras otros alfares han optado por la mecanización, en este taller siguen modelando cada pieza con el mismo cuidado que sus antepasados. Su labor más destacada ha sido la recuperación de piezas tradicionales que habían desaparecido en regiones como La Rioja, Navarra y el País Vasco. Sin embargo, no se limitan a recrear el pasado; también están comprometidos con la creación de nuevas formas destinadas al mundo de la decoración, manteniendo siempre la esencia de su noble oficio.
Uno de los momentos clave en la historia de Alfarería Naharro lo protagoniza Antonio Naharro, quien recuerda cómo se realizaba el trabajo en el taller. En sus primeros años, todo el proceso, desde la extracción de la arcilla hasta la elaboración de las piezas, se hacía de manera manual. La arcilla se transportaba en carros, se machacaba, se molía y se preparaba en una poza antes de ser amasada y llevada al torno. El taller recibía más de 1.000 kilos de arcilla regularmente, y cada pieza requería una cantidad diferente de tierra. Por ejemplo, Antonio evoca cómo los barreños, que necesitaban mucho barro, se fabricaban por las tardes en un rudimentario agujero sin encementar.
Los hornos, fundamentales en el proceso de cocción de las piezas, también fueron un legado de sabiduría. Antonio aprendió la técnica de la «mufla» de los alfareros de La Rambla, en Córdoba. Este ingenioso método consistía en aislar las paredes del horno árabe con una especie de camiseta que permitía el paso del calor, pero evitaba que el humo contaminara las piezas. A pesar de su efectividad, este proceso consumía grandes cantidades de leña, y la cocción podía durar hasta veintiséis horas. Las serrerías de Nájera y Ezcaray solían proveer de cortezas y virutas para alimentar el fuego de estos hornos. Además, los ladrillos refractarios utilizados, traídos de una antigua fábrica de loza en Sevilla, fueron esenciales para mantener la calidad de las cocciones.
Entre las piezas más icónicas que Alfarería Naharro ha recuperado se encuentra el tradicional cántaro de Navarrete, característico por ser más ancho que alto. Estas y otras muchas piezas, cuidadosamente elaboradas, pueden encontrarse hoy en tiendas especializadas y, por supuesto, en el propio taller, donde los visitantes pueden presenciar el arte de trabajar el barro en todo su esplendor.
El catálogo de Alfarería Naharro es extenso. Desde piezas tradicionales hasta modernas creaciones para la decoración, la cocina o el fuego, este taller ofrece una amplia variedad de opciones. También realizan encargos especiales como regalos de empresa, trofeos y murales en relieve. En cuanto a jardinería, disponen de una colección en barro, gres y piedra que incluye tiestos, jardineras, bancos, mesas, tinajas, fuentes y barbacoas.
Alfarería Naharro se ha especializado en la creación de murales de todos los tamaños. Cada diseño es previamente trazado en papel antes de ser adaptado a la superficie donde será instalado, lo que permite una integración perfecta en el espacio, manteniendo siempre la belleza y autenticidad del trabajo artesanal.
Fuente: Alfarería Naharro
Para conocer más sobre Alfarería Naharro y sumergirse en el apasionante mundo de la cerámica artesanal, visitad su web o sus redes sociales: Instagram I e Instagram II, Facebook y X, donde comparten su trabajo y novedades. Allí, se puede apreciar de cerca la maestría con la que elaboran cada una de sus piezas, y descubrir por qué este taller sigue siendo un referente en el noble arte de la alfarería.